A MODO DE UNA OCCIDENTALIZADA ORIENTACIÓN

Mixturando, eclécticamente, algunos preceptos extraídos de la Biblia y del calefón con 3 partes de Macedoniana porfía, un toque justo de inmersión Jungiana y 4 gotas de Xulsolariana elevación mas el sumo de todo un Lao Tsé en pleno. En epifánica unción, alzamos las copas con el genial brevaje e invitamos a
Tristán Tzara y Alfred Jarry para que nos acompañen a presentarnos con la misma interjección con que comenzara su parlamento el Père Ubú, a la sazón Roi, es decir:










BIENVENIDOS A LA NAVEGACIÓN







Alertamos a los atildados sobre la utilización de metáforas azarosas. Toda libre asociación es demostración de que existe el inconsciente; sobre él desligamos responsabilidades.







Invitamos a descabalgarnos del constante absoluto, las certezas irreversibles, la presunción de objetividad, las posturas a ultranza y los dogmatismos.







Sugerimos tratar de tolerar lo mejor posible el vacío existencial, el tembladeral de la duda, la desubicación de la contradicción, la subjetividad y la vulnerabilidad humanas, a sabiendas de que, aunque denunciemos con cierta queja, lo hacemos enmarcados por el amor y con un fuerte deseo libertario porque:











."...Tú y yo no somos dos mitades de una inútil batalla,/ ni siquiera dos caras acuñadas por la misma derrota,/sino tal vez una pequeña parte de algún huésped sin número y sin rostro, que aguarda en el umbral."







Olga Orozco







Corre sobre los muelles - Museo Salvaje - 1974 -











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domingo, 14 de diciembre de 2008

EL OTRO

Tu mirada desleida, ciega, te hace innecesario su rostro; tu apretón convexo, sus dos manos. Te bastan el garguero y los muñones. Mas en la imposicion especular que pretende tu volumen, se agazapa su asesino y tu suicida; que en el ojo del otro está el otro, no la repetición engañosa del que mira. El otro es el cierre del círculo expectante, boca de crisol, vaso compartido. Es tu renuncia a las tenazas, a esa atroz anatomía en que tu pecho corrómpese en matriz, en ceca de metales humillados, de monedas. El otro clausura los espejos reflectantes, y encarna la precisa parte del cristal que ennoblece tus visiones, completando tu tiránico y monóculo anteojo, descorriendo tu venda tuerta de arpillera y que te hará ver, verte, no reflejarte. En el otro hay un secreto, no menor a tu estatura.
JUAN CAYO
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Escribí un día, más o menos:
Mi mirada no es mirada porque te vea, sino porque me miras. Mis palabras no son palabras porque las digas, sino porque me escuchas. Mis caricias no son caricias porque te rocen, sino porque las sientes.
Un abrazo.
PD: No he notado especial 'mosqueo' en el blog de JC.
Algunas veces uno espera un poco más de atención, pero ya sabes, todos andamos con lo nuestro y acaso nos miremos demasiado al ombligo.
En mi blog, uno de los primeros post que introduje se llamaba ESCRIBIR y concluyo con una frase respecto de los escritores que se puede aplicar a todos los escritores: nuestro desayuno favorito es "egos revueltos"

Anónimo dijo...

No, perdoón, no fue en ESCRIBIR, sino en EL PREMIO. Lo siento.