PARTE UNO
Me levanté tarde porque la cama estaba mullida y quise regalarme un sueñito extra de postre.
Con el café con leche, y vaya a saber uno porque inaudita razón, me vine a la hipnótica pantalla para escribir estas reflexiones.
No te conté, pero publicando en este lugar llevo algo así como un esporádico diario. ¿Podré llamarlo esporário?
En fin, lo bueno de esta inevitable y reductiva narración es que, después de anotar los sucesos de la mente (ellos son muchísimo mas vastos que la posibilidad de decirlos) y gracias al regalo de un diferente encuentro al releerlos, accedemos a una visión, no sólo más amplia sino lateralizada de los mismos.
O sea un corrimiento donde “se observa” y no “se es” como en la inevitable circunstancia de su presentación inicial.
Todo ello gracias a que nunca vemos la película de la misma manera.
Ahora, inauguramos la oportunidad de la visión y la escucha.
Ese tiempo en el que se tangibilizan las obsesiones, los deseos y los nodos que encadenan la larga cinta que desenrollamos cuando hablamos o pensamos con alguna libertad.
Otra pantalla, mal que nos pese, donde proyectamos nuestras cuitas.
En realidad, son significativos hitos que demuestran que se escribe o se pinta para explicarnos de qué va la cosa.
O, para ser más exactos, donde se intenta un acercamiento a su comprensión.
Es que la experiencia de la vida resulta tan sorprendente y enigmática, que habemos algunos obstinados en descifrarla lo más que se pueda.
Tampoco tenemos muy claro porqué ni para qué.
Posiblemente sea como consecuencia de esta novedad acaecida a los humanos como es el advenimiento de la conciencia (Humm...¿será para el disfrute o el padecimiento?).
Y como la característica que la estructura es la posibilidad de su expansión, nos abocamos al trabajo con cierto ahínco, quizás, en procura de la promisoria sabiduría.
Claro que nos estimula el “Conócete a ti mismo y conocerás a Dios”.
Axioma que aguijonea el trasero y lubrica las neuronas con la promesa de un final feliz.
Pretensión nada desdeñable habida cuenta de lo insoportable que resulta constatar la mediocridad reinante y la generalización de la hipocresía humana.
Final infeliz, si los hay.
Es por eso que, en aras de evitar la estupidez o la narcotización con lo banal (que, parece, es lo que pretenden algunos), se inventó la filosofía.
Arte maligno “per se” pues no me dirás que encabalgarse en la duda blandiendo la pregunta no resulta, cuando menos, un tanto escabroso, aparte de molesto para esa habitual tendencia que es la sumisión fertilizada con la holgazanería.
Materia que tampoco podemos eludir si es que, por exactos, contabilizamos cuanta piedrita asoma en el camino.
Ahora bien, una vez desembuchado el prólogo me preguntarás con plena justicia y cierta desazón, el motivo de semejante exposición.
Es muy simple: agilizar un ratito la sesera, demostrarnos que no todo está entregado, que aún luchamos, hacernos un mimo en la construcción de un destinatario mordaz y sentir la tibieza de nuestros corazones en estos días tan anónimos, gélidos e individualistas.
Agamistrión X- el anacoreta básico-
(siglo I después de la globalización)
Continuará
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Si bien este blogg fué creado con intenciones artísticas (jamás petardistas y menos como panfleto de barricada) hay ciertos acontecimientos políticos referidos a la vida, a la educación y a la cultura que, por regresivos, nos es imposible obviar.
Para poder publicarlos la condición que nos hemos impuesto es que, sus facturas, sean intrínsecamente artísticas.
Luego los contenidos no habrán de ser censurados.
Cada quién es responsable de lo que piensa y dice.
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2 comentarios:
Yo llevo un diarío, y aunque el blog tiene algo de diario, hay distinciones. En estos días que acaba el año, ando dándole vueltas a sus muchas páginas, por si hay material aprovechable, y no es tanto como pudiera parecer.
A lo mejor es que son textos demasiados íntimos y que se escribieron sin pensar en su posible publicación. Digamos que ciertas cosas, si las publicara las tendría que cambiar de arriba abajo
1) Repasaré si es que algunas cosas que escribo debería cambiarlas de arriba a abajo. No sea cosa que el narcicismo me esté jugando una de las suyas y sin autocrítica me desbarranque por las laderas de la autocomplasencia..
2) Sé que, lo expuesto en el blogg no tienen el valor ni la profundidad de unos "ensayos de aquellos", pero este formato, aliviana un poquitín y dispensa cierta cualidad de artículo de revista cultural donde, dada la extensión a ser limitada, en realidad condiciona a escribir aproximaciones a temas que, a fuerza de hacer justicica, su tratamiento serio llevaría un par de años de pofunda dedicación.
Digamos que estas entradas, bien podrían visualizarse como divertimentos, o ejercicios de estilo.
En fin, debería ser menos prejuicioso con las definiciones...y más coherente con lo escrito en alguna otra entrada.
Abrazos
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