A MODO DE UNA OCCIDENTALIZADA ORIENTACIÓN

Mixturando, eclécticamente, algunos preceptos extraídos de la Biblia y del calefón con 3 partes de Macedoniana porfía, un toque justo de inmersión Jungiana y 4 gotas de Xulsolariana elevación mas el sumo de todo un Lao Tsé en pleno. En epifánica unción, alzamos las copas con el genial brevaje e invitamos a
Tristán Tzara y Alfred Jarry para que nos acompañen a presentarnos con la misma interjección con que comenzara su parlamento el Père Ubú, a la sazón Roi, es decir:










BIENVENIDOS A LA NAVEGACIÓN







Alertamos a los atildados sobre la utilización de metáforas azarosas. Toda libre asociación es demostración de que existe el inconsciente; sobre él desligamos responsabilidades.







Invitamos a descabalgarnos del constante absoluto, las certezas irreversibles, la presunción de objetividad, las posturas a ultranza y los dogmatismos.







Sugerimos tratar de tolerar lo mejor posible el vacío existencial, el tembladeral de la duda, la desubicación de la contradicción, la subjetividad y la vulnerabilidad humanas, a sabiendas de que, aunque denunciemos con cierta queja, lo hacemos enmarcados por el amor y con un fuerte deseo libertario porque:











."...Tú y yo no somos dos mitades de una inútil batalla,/ ni siquiera dos caras acuñadas por la misma derrota,/sino tal vez una pequeña parte de algún huésped sin número y sin rostro, que aguarda en el umbral."







Olga Orozco







Corre sobre los muelles - Museo Salvaje - 1974 -











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sábado, 28 de febrero de 2009

Enigma genético
Una línea en paralelo vertical. La escalera, que me abre: al cielo de entregar en el centro de lo amado una espiral. Otro enigma, tan radiante como el sino de la vida que anhelemos transitar. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

jueves, 26 de febrero de 2009

¿TAMBIÉN?
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lunes, 23 de febrero de 2009

OLGA OROZCO Alrededor de la creación poética La poesía puede presentarse al lector bajo apariencia de muchas encarnaciones diferentes, combinadas, antagónicas, simultáneas o totalmente aisladas. De acuerdo con las épocas, los géneros, las tendencias, puede ser, por ejemplo, una dama oprimida por la armadura de rígidos preceptos, una bailarina de caja de música que repite su giro gracioso y restringido, una pitonisa que recibe el dictado del oráculo y descifra las señales del porvenir, una reina de las nieves con su regazo colmado de cristales casi algebraicos, una criatura alucinada con la cabeza sumergida en una nube de insectos zumbadores, una señora que riega las humildes plantas de un reducido jardín, una heroína que canta en medio de la hoguera, un pájaro que huye, una boca cerrada. ¿Cuál es la imagen verdadera de este inagotable caleidoscopio? La más libre, la más trascendente sin retóricas, la no convencional, la que está entretejida con la sustancia misma de la vida llevada hasta sus últimas consecuencias. Es decir, la que no hace nacer fantasmas sonoros o conceptuales para encerrarlos en palabras, sino que hace estallar a los fantasmas que las palabras encierran en si mismas. Recorrer la trayectoria de la poesía desde la formulación del encantamiento y su consecuente palabra de poder, hasta la época actual, es un camino en doble espiral, tan largo como la génesis del lenguaje y tan tortuoso como la historia del hombre. Analizar el lenguaje de la poesía en sus sonidos y en sus resonancias es atrapar a un coleóptero, a un ángel, a un dios en estado natural y salvaje y someterlo a injerto y disecciones, hasta lograr un cadaver amorfo.. Los poetas conviven con las palabras. Sí, las nutren, las mastican, las aplastan, las pulverizan; combaten por saber quien sirve a quién, o pactan con ellas, o tienen una relación semejante a la de los amantes. La poesía es un organismo vivo, rebelde, en permanente revolución, en permanente metamorfosis. Pero los fonemas, los antónimos, las aféresis, las paragoges, las aliteraciones, las arritmias, los yámbicos, al igual que ciertas ideas fijas, son los parásitos de las palabras; producen enfermedades incurables, vicios rutinarios, vejeces prematuras que conducen a las academias de la prosodia, a los hospitales de la semántica y al panteón de la etimología. Condensando todos los ismos que unen y separan, como los verdaderos istmos, reuniendo en un solo cuerpo las palabras que nacen, crecen, mueren, y renacen, sólo puedo decir que mas allá de cualquier posible discrepancia de acción y de fe, la poesía es un acto de fe, una crítica de la vida, un cuestionamiento de la realidad, una respuesta frente a la carencia del hombre en el mundo, una tentativa por aunar las fuerzas que se oponen en este universo regido por la distancia y por el tiempo, un intento supremo y desesperado de verdad y rescate en la perduración. Ignoro cuál sería el porvenir de la poesía en un mundo regido por una técnica impensable o por una imposible perfección. Silencio, canto de alabanza colectivo, escalofriante mecánica que se genera a si misma, tal vez y digo tal vez, porque no puedo dejar de creer que la poesía no sea una infinita probabilidad. Pero no puedo pensar en un mundo perfecto, sin muerte, sin restricciones, sin tú y yo. Mientras tanto, aquí y ahora, el poeta elige su expresión. Elige la palabra como elemento de conversión simbólica de este universo imperfecto. La idea de que el nombre y la esencia se corresponden, de que el nombre no sólo designa sino que es el ser mismo y que contiene dentro de sí la fuerza del ser, es el punto de partida de la creación del mundo y de la creación poética. Separado de la divinidad, aislado en una parte limitada de la unidad primera o desgarrado en su propio encierro, el individuo siente permanentemente la dolorosa contradicción de su parte de absoluto y de sus múltiples, efervecentes particularidades. Quiere ser otro y todos sin dejar de ser él, no invadiendo sino compartiendo. Ese sentimiento de separación y ese anhelo de unidad, sólo se convierten en fusión total, sumultánea y corpórea, en la experiencia religiosa, en el acto de amor y en la creación poética. El “yo” del poeta es un sujeto plural en el momento de la creación, es un “yo” metafísico, no una personalidad. Esta transposición se produce exactamente en el momento de la inminencia creadora. Es el momento en que la palabra ignorada y compartida, la palabra reveladora de una total participación, la palabra que condensa la luz de la evidencia y que yace sepultada en el fondo de cada uno como una pregunta que conduce a todas las respuestas, y comienza a enunciarse con balbuceos y silencios que pueden corresponder a todos y cada uno de los nombres que encierran los fragmentos de la realidad total. Su resonancia se manifiesta en una sorpresiva paralización de todos los sistemas particulares y generales de la vida. El poeta, con toda la carga de lo conocido y desconocido, se siente de pronto convocado hacia un afuera cuyas puertas se abren hacia adentro. Una tensión extrema se acaba de apoderar de la trama del mundo, próxima a romperse ante la inminencia de la aparición de algo que bulle, crece, fermenta, aspira a encarnarse, en medio de la mayor luz o de la mayor tiniebla. El ser entero ha cesado de ser lo que era para convertirse en una interrogación total, en una expectativa de cacería en la que se ignora quién es el cazador y cuál es el animal al que se apunta. Algo está condensándose, algo está a punto de aparecer. Algo debe aparecer o el universo entero será aspirado en una dirección o estallará con un estrépito ensordecedor en otros miles de fragmentos. El poeta traspone, entonces, las etéreas murallas que lo encierran y sale a enfrentarse con los centinelas de la noche. Va a acceder al mundo del mito, va a repetir el acto creador en el limitado plano de la acción de su verbo, va a enfrentarse con su revelación. No importa que ese momento ejemplar – eterno en la eternidad como el molde del mito – tenga de este lado la duración exacta de un momento del mundo, ni que la palabra que ha usado como un arma de conocimiento y un instrumento de exploración ofrezca, después, el aspecto de un escudo roto o se convierta en un humilde puñado de polvo. Ha penetrado, de todas maneras, o ha creído penetrar, en la noche de la caída, la ha detenido con su movimiento de ascenso y ha revertido el tiempo y el espacio en que ocurría. El pasado y el porvenir se funden en un presente ilimitado donde las escenas más antiguas pueden estar ocurriendo, al igual que las escenas de la profecía. Es un tiempo abierto en todas direcciones. El vacío que precedía al nacimiento se confunde con el vacío adjudicado a la muerte, y ambos se colman de indicios, de vestigios, de señales. “¿Qué memoria es esa que recuerda hacia atrás?”, dice la Reina Blanca de Alicia en el país de las maravillas, y entonces es posible responderle que la memoria es una actualidad de mil caras, qe cada cara recubre la memoria de otras mil caras, y que el pasado ha estampado sus huellas infantiles en los muros agrietados del porvenir. Tampoco la distancia que nació con la separación existe ya. La sustancia es una sola en una milagrosa solución de continuidad. Es posible ser todos los otros, una mata de hierba, una tormenta encerrada en un cajón, la mirada de alguien que murió hace 2.500 años. Se está frente a una perspectiva abierta y circular, pero aún en los umbrales del exilio. Es un viaje largo y solitario el que se debe emprender en las tinieblas. El que se interna, amparado por la lucidez, como por el resplandor de una lápara, no ejercita sus ojos y no vé más allá de cuanto abarca el reducido haz luminoso que posee y transporta. El que avanza a ciegas no alcanza a definir las formas conocidas que se ocultan tras los enmascaramientos de las sombras, ni logra perseguir el rastro de lo fugitivo. No hay conciencia total, ni abandono total. No hay hielo insomne ni hervor alucinado. Hay grandes llamaradas salpicadas de cristales perfectos y grandes cristalizaciones que brillan como el fuego. Hay que tratar de asirlas. Hay que encender y apagar la lámpara de acuerdo con los accidentes del camino. Los senderos son engañosos y a veces no conducen a ninguna parte, o se interrumpen bruscamente, o se abren en forma de abanico. Hay muros que simulan espejismos, imágenes comprometedoras que se alejan, ejércitos de perseguidores y de monstruos, apariencias emboscadas, objetos desconocidos indescifrables que brillan con luz propia, terrenos que se deslizan vertiginosamente bajo los pies. Se viven confusiones desconcertantes entre la pesadilla y la vigilia, lo familiar resulta impenetrable y sospechoso y lo insólito adquiere la forma tranquilizadora de lo cotidiano. Se tiene la sensación de haber contraído una peste que puede producir cualquier transformación, aún la más imaginable, y hay una fiebre que no cesa y que parece alimetarse de la duración. El poeta cree adquirir poderes casi mágicos. Intenta explorar en las zonas prohibidas, en los deseos inexpresados, en las inmensas canteras del sueño. Procura destruir las armaduras del olvido, detener al viento y las mareas, vivir otras vidas, crecer entre los muertos. Trata de cambiar las perspectivas, de presenciar la soledad, de reducir las potencias que terminan por reducirlo al silencio. A lo largo de todo este trayecto, la palabra – única arma con que cuenta para actuar – se ha abandonado a las fuerzas imponderables o ha asumido todo el poder de que dispone para trasmutarse en el objeto mismo de su búsqueda. Por medio del lenguaje, emanación de la palabra secreta, el poeta ha tratado de trascender su situación actual, de remontar la noche de la caída hasta alcanzar un estado semejante a aquel del que gozaba cuando era uno con la divinidad, o de continuar hacia abajo para cambiar lo creado, anexándole otros cielos y otras tierras, con sus floras y sus faunas. El hecho es el mismo: es la repetición del acto creador por el poder del verbo. Por el poder del verbo, el poeta se ha entregado a toda suerte de encadenamientos verbales que anulan el espacio , a ritmos de contracción y de expansión que anulan el tiempo, para coincidir con el soplo y el sentido de la palabra justa: del “séase” o del “hágase”. Pero el poder del lenguaje es restringido por todo el precario sistema de la condición humana. La palabra secreta, capaz de crear un mundo o de devolver éste a sus orígenes, no se manifiesta a través de ninguna aproximación. El poeta ha enfrentado lo absoluto con inumerables expresiones posibles, solamente posibles, con signos y con símbolos que son la cosa misma y que suscitan también imágenes analógicas posibles, solamente posibles. Entre ese inabordable absoluto y este reiterado posible se manifiesta la existencia del poema: lo más próximo de esa palabra absoluta. El poema: un instrumento inútil, una proyección del acto creador que fue descubierto. Para el poeta ha terminado. Al lector le corresponde entonces instalarse frente al poema, que interroga y responde, en su condición de objeto y sujeto. Retomar el mecanismo de la revelación. ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ

domingo, 22 de febrero de 2009

Al ALUMNO QUE MUTO EN ARTISTA Querido: Hoy festejo. Festejo el cierre y la apertura, el cambio sin nostalgia y la aventura. Que sepas del lenguaje que esquiva someterse y que entierres a la copia que obligó el apendizje. Así, el regocijo en el encuentro, la ruptura y la salida. Que no impongas la coartada de agradar tus vanidades ...o las mias. Que no aspires ¡Por favor! a la excelencia. Ya sabemos existir sin el peso, obligatorio, de explicarnos. Buena leche no importa cofradía. Rescatemos el silencio y el momento de no estar referenciando, sólo el gozo de escuchar... ¡Ojo, no es poco! Y los sitios donde crece la pregunta. Destinando la sentencia a pequeñeces, importemos las fisuras, habitemos lo inasible (sin certezas), solo roces o tangencias, diagonales que acoten la distancia de aquel bronce que enaltezca tus virtudes. Igual, tu sabes... pequeñeces, amigo, pequeñeces Y el sentir de completarnos casi ausente. Prefiramos la conciencia de la chispa a la eterna sensación de aburrimiento. No son verdad las propiedades ni las cosas tan reales. Sólo un juego, compañero, es un gran juego donde surge, transparente, tu equipaje. Adrián Dorado -1997- ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ

sábado, 21 de febrero de 2009

AUTOBIOGRAFIA
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martes, 17 de febrero de 2009

NUEVO CONTRATO SOCIAL: SÍ, LO ACEPTO Este es un texto publicado en 2003 pero por su vigencia lo subo al post de hoy.
Nos recuerda el Contrato Social que, hace tiempo, todos nosotros aceptamos.
Este texto es un acuerdo tácito que firmamos cada mañana al despertarnos con, simplemente, no hacer nada.
Este texto no es una crítica social, sino que sencillamente destaca los hechos resultantes de nuestra innegable predilección por la comodidad, la indiferencia, la ceguera, la sumisión y la idiotez de todos nosotros. 1. Acepto la despiadada competitividad como la base de nuestro sistema, aunque soy consciente de que este funcionamiento engendra dolor, frustración y cólera a la inmensa mayoría de los perdedores. 2. Acepto que diariamente me humillen o me exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior, en la pirámide social. 3. Acepto la exclusión social de los marginados, de los inadaptados y de los débiles, porque considero que la carga que puede asumir la sociedad tiene sus límites y ellos deben quedar excluidos. 4. Acepto remunerar generosamente a los bancos para que ellos inviertan mi sueldo a su conveniencia y que no me den ningún dividendo de sus gigantescas ganancias (ganancias que servirán para atracar a los países pobres, hecho que acepto implícitamente). Acepto también que me descuenten una fuerte comisión por prestarme dinero, dinero que proviene exclusivamente de los otros clientes. 5. Acepto que congelemos o tiremos diariamente toneladas de comida para que los índices bursátiles no se derrumben, en vez de ofrecer esa comida a los necesitados y de permitirle a algunos centenares de miles de personas, no morir de hambre cada año. 6. Acepto que sea ilegal poner fin a mi propia vida, rápidamente; en cambio tolero que se me mate lentamente, inhalando o ingiriendo substancias tóxicas autorizadas por los gobiernos. El Sistema dice que mi vida no es mía; dice que es de ellos y que sólo ellos deciden qué debo hacer con mi vida. 7. Acepto que se haga la guerra (por cualquier motivo y a cualquier costo) para así hacer reinar la paz, aunque veamos que la paz nunca se haya logrado 8. Acepto que en nombre de la paz, el primer gasto de los Estados sea el gasto de defensa. También acepto que los conflictos sean creados artificialmente para deshacernos del enorme stock de armas y así permitirle a la economía mundial, seguir avanzando. 9. Acepto el amplio dominio del petróleo en nuestra economía, aunque sea una energía muy costosa, sucia y contaminante; y estoy totalmente de acuerdo en impedir todo intento de sustituir al petróleo. Y aunque se desvelara que hemos descubierto un medio gratuito e ilimitado de producir energía, es evidente que lo gratuito sería nuestra perdición. 10. Acepto que se condene el asesinato de otro ser humano, salvo que los gobiernos decreten que ese ser humano es un enemigo y que me alienten a matarlo. Por ello, acepto gustoso la muerte de todos mis enemigos. 11. Acepto que se divida a la opinión pública creando partidos de derecha y de izquierda, que tendrán como pasatiempo la pelea entre ellos, haciéndome creer de esta manera, que el sistema está mejorando y avanzando. 12. Acepto toda clase de división posible (política e ideológica) con tal que esas divisiones me permitan focalizar mi cólera hacia los enemigos designados por los gobiernos, cuando se agiten sus retratos ante mis ojos. 13. Acepto que el poder de fabricar la opinión pública, antes ostentado por las religiones, esté hoy en manos de hombres de negocios no elegidos democráticamente, quienes con su dinero son totalmente libres de controlar los Estados, porque estoy convencido del buen uso que harán con ese poder. 14. Acepto que la idea de “la felicidad” se reduzca a la comodidad; acepto que “el amor” se reduzca al sexo; y acepto que “la libertad” se reduzca a la satisfacción de todos los deseos, porque esto es lo que me repite la publicidad cada día. Es simple: cuanto más infeliz soy, más consumo. Y así cumplo mi papel contribuyendo siempre al sano y buen funcionamiento de nuestra economía. 15. Acepto que el valor de una persona sea siempre proporcional a su cuenta bancaria; que se aprecie su utilidad en función de su productividad y no de sus cualidades; y que sea excluido del sistema si no produce lo suficiente. 16. Acepto que se recompense exageradamente a los deportistas famosos y a los actores taquilleros y se premie mucho menos a los profesores y a los médicos encargados de la educación y de la salud de nuestras futuras generaciones. 17. Acepto que se destierre de la sociedad a las personas mayores cuya experiencia y sabiduría podría sernos útil, pues, como somos la civilización más evolucionada del planeta (y sin duda del universo) no necesitamos ni de esa experiencia ni de esa sabiduría. Por ello, todos los ancianos sobran. 18. Acepto que se me muestren las noticias más negativas y aterradoras del mundo todos los días, para que así yo pueda apreciar hasta qué punto nuestra situación es normal y cuánta suerte tengo de vivir en Occidente. Sé que mantener el miedo en nuestros espíritus es realmente beneficioso para todos nosotros 19. Acepto que los industriales, militares y jefes de Estado celebren reuniones regularmente para que, sin consultarnos, tomen decisiones que comprometen el porvenir de la vida, la salud y el bienestar del planeta y de todos nosotros. 20. Acepto consumir gustosamente carnes de todo tipo tratadas con abundancia de hormonas sin que, explícitamente, se me avise del riesgo que corro. 21. Acepto que el cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) se establezca en el mundo entero, permitiendo así a las multinacionales agroalimentarias modificar genéticamente las plantas, patentar nuevos seres vivos, almacenar ganancias considerables y tener bajo su yugo a toda la agricultura mundial. 22. Acepto que los bancos internacionales presten dinero a los países que quieren más armas para combatir, y que así ellos elijan a los que harán la guerra y a los que no. Soy consciente de que es mejor financiar a los dos bandos en conflicto para así estar seguros de ganar dinero y prolongar los conflictos el mayor tiempo posible, con el fin de poder arrebatarles totalmente sus recursos si no pueden devolver los préstamos recibidos. 23. Acepto que las multinacionales se abstengan de aplicar los progresos sociales de Occidente en los países desfavorecidos, pues que ya es una suerte para ellos que los hagamos trabajar. Prefiero que se utilicen las leyes vigentes en esos países pobres para hacer trabajar a los niños en condiciones inhumanas, miserables y precarias. En nombre de los derechos humanos y los del ciudadano, no debemos ejercer injerencia en los asuntos privados de esos países pobres. 24. Acepto que los grandes laboratorios farmacéuticos y los industriales agroalimentarios vendan, en los países económicamente desfavorecidos, los productos experimentales, los caducados o los que contengan substancias cancerígenas prohibidas en Occidente. 26. Acepto la idea de que existen sólo dos posibilidades en la naturaleza, a saber: cazar o ser cazado, y si estamos dotados de una conciencia y de un lenguaje, ciertamente no es para escapar de esa dualidad, sino para justificar por qué actuamos de ese modo tan idiota e irracional. 27. Acepto considerar nuestro pasado como una continuación ininterrumpida de conflictos, de conspiraciones políticas, violación de derechos, injusticias, terrorismo, inseguridad y abuso de voluntades hegemónicas, pero sé que hoy, en nuestro presente, todo esto ya no existe porque estamos en el summum de nuestra evolución, y porque las reglas que rigen nuestro mundo son la búsqueda de la felicidad y de la libertad para todos los pueblos, tal como lo oímos sin cesar en la publicidad y en todos los discursos políticos. 28. Acepto, sin discutir, y considero como verdades todas las teorías científicas propuestas para la explicación de los misterios de nuestros orígenes. Y acepto que la naturaleza dedicó millones de años para crear a un ser humano cuyo único pasatiempo histórico es la destrucción de su propia especie, en unos instantes 29. Acepto la búsqueda desesperada del beneficio propio como fin supremo de la Humanidad y la acumulación de riqueza como la máxima realización de toda la vida humana. De esta manera la vida es 100% plena. 30. Acepto la destrucción de los bosques, la casi desaparición de los peces en los ríos y de la vida en nuestros océanos. Acepto la extinción de las especies animales y el aumento de la polución industrial y de la dispersión de venenos químicos y de elementos radiactivos en la naturaleza, como algo necesario y natural. 31. Acepto la utilización de toda clase de aditivos químicos artificiales en las máquinas, en la tierra y en mi alimentación, porque estoy convencido de que si se añaden es porque, tal como dice la publicidad, son útiles e inocuos. 32. Acepto la presente guerra económica que actúa con rigor sobre el planeta, aunque siento que nos está llevando hacia una catástrofe sin precedentes. 33. Acepto esta situación y todas las del sistema actual, porque creo y supongo que no puedo hacer nada para cambiarla o mejorarla. El sistema está bien. 34. Acepto ser tratado, a diario, en todas mis actividades, como ganado porque todos los demás lo aceptan y porque definitivamente pienso que las mayorías deciden y lo hacen con enorme sabiduría y razón. 35. Acepto el sistema sin plantear ninguna objeción. Acepto además, cerrar los ojos ante todo esto y no formular ninguna oposición verdadera, porque estoy demasiado ocupado con mi subsistencia y con el resto de mis preocupaciones. Incluso acepto defender a muerte este Nuevo Contrato Social si cualquier persona me lo pide o si alguien lo ataca. 36. Acepto en mi alma, en mi mente y en mi conciencia, la realidad de este Contrato que el sistema hoy coloca delante de mis ojos porque siempre he preferido ver la realidad de las cosas tal como el sistema me las presenta. Líderes políticos del mundo: Sé que todos ustedes sólo actúan por mi bien, por el de todos, y por el del sistema. Por eso les doy las gracias.
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lunes, 16 de febrero de 2009

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sábado, 14 de febrero de 2009

RECORDATORIO
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miércoles, 11 de febrero de 2009

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"LAS DIFICULTADES DE SER MUJER"
Con una escritora amiga, quien está ahondando su producción de cuentos, decidimos intercambiarnos algunos sin otro fin que el comentario de los mismos como una crítica constructiva que nos ayude, no sólo a tener otra mirada desde una óptica especializada sino y lo que es más enriquecedor, la profundización de nuestra relación compartiendo el terreno literario que hasta ahora nunca habíamos investigado en calidad de amigos. Así fué que nos empezamos a envíar los cuentos con sus títulos escritos en el “asunto” y el texto como documentos de word en “adjuntos”. A continuación y en el cuerpo de los mails, nos contábamos, dadas ambas soledades, pequeños consejos referidos a la vida doméstica, recomendaciones sobre simples rutinas o gestos de cortesia. Así fué que un día recibo en el asunto de su mail : “Las dificultades de ser mujer”. –¡Achalay!, me dije yo - y me fuí directo al documento con la expectativa de encontrarme con un relato revelador aprendiendo, de él, como superar la incapacidad que tengo de sostener una pareja por un tiempo relativamente prolongado puesto que las relaciones amorosas, todas sin excepción, se me han dado perfectamente en un comienzo, pero para sostenerlas....parece que me cuesta. ¡Qué frustración me inundó cuando terminé de leer el cuento! Narraba una serie de experiencias lúdicas junto a una vecinita tan infante como ella en su provincia natal. Relativamente interesante, si, pero lo único que podría haber estado relacionado con el título hubiera sido que un psicoanalista interpretara algún hecho traumático, que no lo había, de ambas niñitas con sus muñecas en una calle de tierra de un pueblo salteño. Un texto absolutamente bucólico. Decepcionado, regreso al cuerpo del mail a leer sus novedades y allí me encuentro con los sinsabores que cosechaba de la vida y que, para mí, no eran más que la cotidianeidad de cualquiera de nosotros en el transcurso de un día normal pero vivido y contado con una vehemencia y exageración narrativa que lo hacían un capítulo de una atractiva telenovela. Deberé resaltar que primaba la mirada femenina con exigida comprensión al hombre, todo ello circunscripto en un padecimiento al que me atrevería a calificar como de víctima de las circunstancias personales sumadas al peso de una asfixiante y machista sociedad. El reclamo fundamental, estaba basado en la insistencia sobre la igualdad de los sexos como realidad deseada y, obviamente, nunca conseguida. Me dí cuenta que, la verdadera narrativa de la escritora estaba alli, en ese texto, y no en el enviado como tal, así que, estimulado por la exuberancia escrita de sus angustias, me lancé a responderle: “Te invito a pensar que pretender igualdades de conducta entre diferentes sexos puede resultar una tarea infructuosa por lo incongruente. Pues ya lo decía mi abuela Perica Nevilsson Gonzalez Paticucci. la casada, siempre a destiempo, con los tres Ferguson: “Las comparancias sólo sirven para saber si un clavo es mas largo que otro o si el mono corre mas que el lagarto”; pero aplicadas a los sexos de la especie humana terminan en infortunios discriminatorios tomen la forma de ultraístas machismos o de feminismos de a bigote y que, como germen de posteriores locuras vaya uno a saber si la desintegración planetaria no se origina por la exaltación y colisión de esas ancestrales virulencias. Yo aconsejaría el “ni tin tin”, “ni el tan tan”. Así que correspondiendo a esa actitud equilibradora, te invito a una reconsideración del valor de estos géneros tan machucados como son el tuyo y el mío, y a la aceptación de las maneras e intereses propios de cada uno; posiblemente, muy diferentes entre sí pero que si no son friccionados por alevosas belicosidades -del orden de Kramer vs. Kramer-, bien pueden elevarnos,” in extremis” paradojal, al exquisito equilibrio de la reconciliación y sus consecuencias sin el cual, la especie se encontraría con la letal solución de su continuidad. Por que no me dirás que, por muy mal que nos predispongamos los unos con los otros, a la hora del afloje y el esparcimiento, consumamos la proposición con efectiva certeza y preñez ejemplar. No es de homofóbico eclesiástico ni de crítico ocluso lo que te digo sino de mero observador, pero fijate que desde que se escribió la historia pasando por George Sand hasta Florencia de la V (1) hemos tenido un sin fin de variantes y ensayos en cuanto a experimentar, ambos sexos, el revuelque físico con la igualdad de sí mismos. Pero que, si bien a sus cultores les ocasionan multiples goces, bueno es reconocerlos y admitirlos, a sus placeres como a ellos. Pero para el caso que nos aplicamos en la charla, por esa vía de la igualdad de sexos, tampoco se lograría solucionar “las dificultades de ser mujer” pues se sumarían dos reclamos al respecto, lo cual agravaría la situación potenciándola al doble, o al triple...digo, bah! Y de no mediar el logro científico de la androginia, cosa que no vislumbro en la inmediatez, el único inconveniente que le encuentro a cualquier tipo de igualdad sexual es verse imposibilitado del placer de vivenciar a la propia sanguineidad retozar en la forma de la filialidad y, llegado el momento de la edad madura (o mas dura, nunca sé bien como es en realidad), visualizar los alcances del desparrame procreativo en la forma de nietos que ensortijan, unas veces nuestras cabelleras con caricias y arrumacos y otras nos desmadejan las aterradas paciencias. Claro que como solución a la imposibilidad procreativa por parte del trolaje (2) estaría la ya planteada adopción legal, a la que adscribo y apoyo en este mismo acto. A no dudarlo. Pero tratándose de diferentes sexos, como son los nuestros y retomando el hilo del comienzo te diré que mas que quejarnos por las “dificultades de ser mujer” o “la irrefrenable hinchapelotez del hombre”, inflación tan proclive a padecerla los cultores varones, bien estaría tomarnos un reparador relax, planificar una tregua y saborear un flor de güisquisito en el medio. Claro que te acepto el convite a filosofar en torno a “las confesas dificultades de ser mujer”.¡Faltaba más! Pero evitaré la simetría de compensar con tema similar y preferiría, dado que tu confesión me resuena como el título de una telenovela de los años 70, preferiría, decía, invitarte a una exploración del tema por escrito y en tono expresionista. Esto no significaría, en absoluto, una baja en la calificación de la cuestión a tratar, por el contrario, es sabida mi valorización de ambos géneros: el femenino y el artístico. Tampoco sientas un bastardeo de nivel por el humor conque pudieramos abordarlo pues, de ninguna manera me tomo a la chacota ni al teleteatro ni a la tragicomedia, los que, acabo de descubrir, cohabitan indivisas parcelas del campo teatral. Pero imaginate el primer capítulo de la telenovela en estos términos: Primer plano de la bien dentada boca de Arnaldo André (3) quien, en su rol protagónico de terrateniente del obraje maderero “El choronto-ií”, intenta sobreponerse a los ayes, en tonos marcadamente idishe-guaraníticos, de una actriz que debería poseer la dramaturgia de una Cipe Lincovsky (4) y la expresividad chamamecera de Teresa Parodi (5). Para ello, habría que hacer un buen casting.... Entonces podemos hacer hablar a los personajes... de las dificultades de los sexos en busca de una mejor comprensión y acercamiento... y de la igualdad... y de paso seguir escribiendo que tanto nos gusta...a los dos... aprendiendo a sobrellevar las diferencias... vos del hombre.. yo de la mujer.. escribiríamos juntos una telenovela... y nos tomaríamos unos güisquisitos y... yo podría comprenderte y... apoyarte... y vos entenderías lo que me pasa a mi y....entonces te evitarías esas angustias.....y seríamos dos iguales.... frente a frente.....¿ Qué te parece?.....¿Te gusta? De ella recibí el último mail: -¡NO!- decía. __________________________________________ (1) Florencia de la V - Actriz travesti muy de moda en la actualidad. (2) Trolaje – del argot- grupo homosexual. (3) Arnaldo André - Galán carilindo de la telenovela de los ´70. (4) Cipe Licovsky - Primera actriz argentina especializada en obras judias. (5) Teresa Parodi – cantautora de chamamés, música folclórica del litoral argentino. ______________________________________________________________________ MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM

domingo, 8 de febrero de 2009

LA PIEDRA Y SU SOMBRA Verano del ´63 en Castro Urdiales, la casa con paredes de piedra hecha por mi bisabuelo, a la sazón Pedro, espesaban el metro y medio. Para asomarse a la ventana había que, literalmente, acostarse boca a bajo, en el vano horadado a la piedra. Para buscar el agua y como era entonces, a la fuente que brotaba, también de entre piedras a pocos metros, en la ladera de un monte que olía a imponente, el Cueto, obviamente un macizo de pura piedra, también. Una mañana mi padre despierta con la propuesta de ir, a paso de caminante, hasta un caserío llamado Sámano, no muy lejano, donde unas grutas (estribaciones de las de Altamira).
Allí 30 años antes habían grabado, en una estancia interior, su nombre, la de sus padres y hasta la de su abuelo, el citado Pedro que, aún siendo cojo debido a una pata de palo (contaban que cortada por una zorra, ya saben, zona de minería), se animó a la travesía. Y allí nos fuimos los cuatro, padre, madre, hermano y quien les narra; de zapatillas y cantando por unos senderos estupendos donde el sol nos llegaba através del filtro de las arbóreas hojas que, refrescando el aire, cantaban con nosotros: “Que bonito es Castroooo, mas son las castreñaaaasss, quién pudiera ir, quién pudiera ir a.... “bailar” con ellaaaas”. Así llegamos a Sámano donde contratamos un par de muchachos, oriundos del lugar y por ende expertos guías que, munidos de algunos candiles de carburo, nos fueron guiando por el accidentado acceso al corazón de esa tremenda mole de piedra que se elevaba ante nosotros como la inquebrantable voluntad de supervivencia del hombre primitivo. No bien ingresado y asemejándose a la nave principal de una catedral socabada por la eternidad en el magestuoso macizo nos recibió una penumbra vaga, indicándonos la conveniencia de desapegarnos de los condicionantes de tiempo y espacio. Allí y en ese momento entraríamos en otra dimensión. Fué en cuatro patas que transitamos el muy bajo trecho que mediaba entre la nave anterior y una estancia plagada de estalagtitas y estalagmitas columnando un pequeño lago que, al iluminarlo por los candiles, no regaló su verdosa frescura y el sonido incesante de una miríada de gotas repiqueteando, en contrapunto, creando una música original. “Así fué, es y será”, se respiraba en el húmedo ambiente. Lo atravesamos.
Luego otro lugar de plena oscuridad donde tuvimos que respaldarnos, casi a ciegas contra la pared derecha y quedamos estupefactos cuando, a modo de constatación del vacío lateral a la vereda que transitábamos, arrojaron unas piedras de cuyo impacto con el solado final no tuvimos noticias. Ningún ruido. Así pasamos por sucesivas galerías donde siempre nos quedaba la frustración de no hallar la pared buscada. Aquella de las firmas familiares treinta años atrás. A punto de regresar y sorpresivamente, mi padre, en estado alterado de conciencia y guiando nuestros pasos nos gritó emocionado:- ¡Es por aquí, es por aquí! – Con la luz de los candiles se abrió, como cuando se corre el telón de una obra teatral y ante nuestros ojos, estupefactos, una habitación naranjosa con tintes rojizos, no muy grande pero fresca y extremadamente húmeda donde, en la pared frontal a la entrada, vibraban, como incandescentes, las firmas de nuestros ancestros. Una gruesa capa del transparente cristal de roca las protegía. Defendía a la historia del paso del tiempo y las posibles depredaciones.. Grabamos, seguros pero temblequeantes por la emoción, nuestros nombres al lado de los otros. Cuando se cumplieron 30 años de aquella fecha, ya en Buenos Aires y focalizado en los compromisos devenidos de mi “carrera” de pintor, quiero significar con esto, absolutamente ausente del recuerdo de la experiencia narrada, una mañana siento unas tremendas ganas de pintar un mural, le soy fiel y armo una estructura de 3 metros por 3. Y me lanzo, como quien al mar, a texturar, manchar, imprimir, colorear, gestualizar y finalmente a pintar una suma de signos ( muy primitivos ellos) a los que reconozco, inmediatamente realizados, como el conjunto de firmas que, mi inconsciente había guardado y me devolvía ya, no sólo como el hecho particular los nombres de mi familia, sino como la certeza de haber encarnado a aquel primitivo que (chamán y artista) plantó, con su gesto, el principio lumínico del hombre sobre la sombra de una piedra: su maravillosa y salvadora capacidad de simbolizar.
Mientras pintaba sentí que, atravesando todo mi cuerpo, pasaba la luz de la creación.
Aún me debo un viaje a esa grutas a visitar aquellas firmas y si me atrevo, volverme a estampar.
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sábado, 7 de febrero de 2009

EN LA SENDA
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viernes, 6 de febrero de 2009

LA BELGRANO
Pasé por la querida Escuela de Artes Visuales Manuel Belgrano durante los años del ´64 al ´68 con lo cual vivencié como, con la dictadura de Ongania, se intentaba hacer desaparecer a esa escuela que formó a tantos de nuestros grandes maestros de las artes argentinas. Allí también hice mis primeras participaciones comprometidas con un ideal de hombre y de artista (integré el colegiado del incipiente centro de estudiantes) pasaron los años y las sucesivas dictaduras, fué trasladada a la Boca, donde está ahora, allí, en Wenceslao Villafañe y donde se graduó el menor de mis hijos, Felipe Dorado.
Han pasado 40 años de mi estancia en esa escuela y la misma problemática se repite "ad aeternum" con los políticos reaccionarios de la derecha argentina en cuanto acceden al poder.

Este blog se solidariza con los estudiantes que la mantienen tomada desde el 16 de noviembre y continúan en la lucha por la supervivencia de esa institución. Desde aquí les decimos con todo nuestro cariño: NO AFLOJEN

¡VAMOS TODAVIA, QUERIDA BELGRANO!
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jueves, 5 de febrero de 2009

CORTINADO CRITICO
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miércoles, 4 de febrero de 2009

LUA
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martes, 3 de febrero de 2009

ATREVERSE
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