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PARECE QUE,
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LOS IDOLOS,
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TIENEN SIEMPRE
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LOS PIES DE BARRO
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El aspecto que más me desconcierta... porque, de verdad, estoy embargado por el duelo, es este sentimiento de vivir la muerte de un símbolo.
Estoy de duelo pues, murió un ser que con todos los errores con que puedo analizarlo ahora y que sin duda tuvo, le tocó encarnar la única salida vital para la mayoría de los argentinos en aquellos decisivos momentos de la transición hacia la democracia. Con mayor dimensión, aún, para los pasamos por las experiencias del escarmiento con que se pagaba a la disidencia ideológica.
Alfonsín, en esos períodos iniciales de la democracia tan anhelada, significó para una inmensa mayoría de la población, la esperanza de la vida.
La oportunidad de respirar con libertad, la restauración de los derechos humanos y ciudadanos, la dilución de la censura y la represión, el rescate de la dignidad como hombres, la posibilidad de participar, de integrar, de luchar por los ideales sin tener como respuesta que te aten a un elástico metálico de cama y te pongan electricidad en las pelotas o cuando mejor te den un tiro en la nuca. O tener que pasar, sistemáticamente, por el submarino o los simulacros de fusilamiento.
Por eso hoy voy a dejar que mis lágrimas broten.
Por todo lo que no fué y hoy entierro... si, coincidentemente, hoy mi llanto es de pérdida, de profundo luto.
De pérdida, por la frustración de realización que Alfonsín encarnó cuando gritaba desde los podios que él iba a demostrar que “Con la democracia, se curaba, se educaba y se comía”... y aquí estamos.
Sí, de pérdida por la fantasía de equilibrio y justicia prometidas e incumplidas.
Por la muerte de mi credibilidad (de la que ahora me doy cuenta) en la clase política con mensajes de cartón, por el tirunfo de la hipocresía más cruel y ordinaria.
Lloro, también por los años de esperanza en el mejoramiento del ser humano idos en las trampas del gatopardismo siempre triunfante. Año tras año. Elección tras elección.
Y lloro, fundamentalmente, por esta necesidad ancestral en nuestro psiquismo de tener referentes, símbolos que encarnen los mejores valores y que actúen como ejemplos.
Lloro por la muerte del modelo que no fué.
Y lloro por esta condición humana plena de contradicciones que hace que, ahora y gracias a los años que junto, esté obligado a perdonar las imperfecciones y las faltas que nos caben a todos humanos.
Por todo eso, paso mi dedo por la moldura del cajón lustroso donde lo veo amortajado y le digo:
¡Chau viejo!... ¡Adiós, Alfonsín!
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5 comentarios:
Desde la magia de la Red, ahora situado en Argentina, me asomo tímidamente a ofreceros mis condolencias.
Quizá el Dr. Alfonsín, no fue el paladín de las libertades que cualquier progresista hubiera soñado, pero, como ocurrió en España con Suárez, al menos fue capaz de cerrar (esperemos que definitivamente), los sueños de dictaduras totalitarias.
Su vida y su obra me pilló un poco lejos, y estoy bastante perdido.
De hecho, y por amistad y afectos, estuve tentado ayer de dedicar unas líneas a su persona en mi blog, pero hubiera sido demasiado forzado, demasiado ortopédico. Creo que tu aportación nacida desde el corazón es la que se merece un personaje de su altura.
Lo dicho, un abrazo y gracias nuevamente por quitarnos las telarañas de los ojos, porque ayer ya tuve que leer unas cuantas boludeces.
Claro. Amando,vos habrás tenido que leer y yo he tenido que escuchar en todos los canales de televisión la idealización de la estupidez. Tanto miedo le tenemos a la muerte que una vez ocurrida, inmediatamente aquél que fué un ser humano con muchísimas cagadas que aún hoy pagamos pse a ser el Padre de la Democracia...bueno!
Así los humanos....
Adrian, emociona tu texto y como vecinos latinos que somos, podria decir todo eso acerca de Brasil - y todas las esperanzas que nos fueron alijadas con los años... sin embargo seguimos perdonando, para que no se nos eduresca el alma.
besos
¿qué me dices Adrían, se repite lo mismo en mi país, Chile... De la abominable dictadura de Pinochet pasamos a la "seudodemocracia neoliberal" donde el centro de todo es esencialmente el DINERO y nosotros los seres humanos, instrumentos a los cuales hay que explotar, engañar, hacerles continuas trampas. Es hora ya de parar, tomar conciencia y efectuar transformaciones personales y espirituales...
Saludos cordiales
Qué increible, como nos dimos cita de cuatro paises diferentes con este tema y los Latinoamericanos coincidimos en un todo, que hartos estamos de las mentiras...bueno, bien lo de Mercedes, que no dista de lo de Haydee, es ya una cuestión personal de camino por la espiritualidad, y el arte es uno de los mejores accesos.
Gracas a todos los que escriben por compartir, así nos sentimos mas comprendidos y ratificamos nuestras certezas y necesidades de verdadera libertad.
Un beso a todos
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