A MODO DE UNA OCCIDENTALIZADA ORIENTACIÓN

Mixturando, eclécticamente, algunos preceptos extraídos de la Biblia y del calefón con 3 partes de Macedoniana porfía, un toque justo de inmersión Jungiana y 4 gotas de Xulsolariana elevación mas el sumo de todo un Lao Tsé en pleno. En epifánica unción, alzamos las copas con el genial brevaje e invitamos a
Tristán Tzara y Alfred Jarry para que nos acompañen a presentarnos con la misma interjección con que comenzara su parlamento el Père Ubú, a la sazón Roi, es decir:










BIENVENIDOS A LA NAVEGACIÓN







Alertamos a los atildados sobre la utilización de metáforas azarosas. Toda libre asociación es demostración de que existe el inconsciente; sobre él desligamos responsabilidades.







Invitamos a descabalgarnos del constante absoluto, las certezas irreversibles, la presunción de objetividad, las posturas a ultranza y los dogmatismos.







Sugerimos tratar de tolerar lo mejor posible el vacío existencial, el tembladeral de la duda, la desubicación de la contradicción, la subjetividad y la vulnerabilidad humanas, a sabiendas de que, aunque denunciemos con cierta queja, lo hacemos enmarcados por el amor y con un fuerte deseo libertario porque:











."...Tú y yo no somos dos mitades de una inútil batalla,/ ni siquiera dos caras acuñadas por la misma derrota,/sino tal vez una pequeña parte de algún huésped sin número y sin rostro, que aguarda en el umbral."







Olga Orozco







Corre sobre los muelles - Museo Salvaje - 1974 -











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miércoles, 11 de febrero de 2009

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"LAS DIFICULTADES DE SER MUJER"
Con una escritora amiga, quien está ahondando su producción de cuentos, decidimos intercambiarnos algunos sin otro fin que el comentario de los mismos como una crítica constructiva que nos ayude, no sólo a tener otra mirada desde una óptica especializada sino y lo que es más enriquecedor, la profundización de nuestra relación compartiendo el terreno literario que hasta ahora nunca habíamos investigado en calidad de amigos. Así fué que nos empezamos a envíar los cuentos con sus títulos escritos en el “asunto” y el texto como documentos de word en “adjuntos”. A continuación y en el cuerpo de los mails, nos contábamos, dadas ambas soledades, pequeños consejos referidos a la vida doméstica, recomendaciones sobre simples rutinas o gestos de cortesia. Así fué que un día recibo en el asunto de su mail : “Las dificultades de ser mujer”. –¡Achalay!, me dije yo - y me fuí directo al documento con la expectativa de encontrarme con un relato revelador aprendiendo, de él, como superar la incapacidad que tengo de sostener una pareja por un tiempo relativamente prolongado puesto que las relaciones amorosas, todas sin excepción, se me han dado perfectamente en un comienzo, pero para sostenerlas....parece que me cuesta. ¡Qué frustración me inundó cuando terminé de leer el cuento! Narraba una serie de experiencias lúdicas junto a una vecinita tan infante como ella en su provincia natal. Relativamente interesante, si, pero lo único que podría haber estado relacionado con el título hubiera sido que un psicoanalista interpretara algún hecho traumático, que no lo había, de ambas niñitas con sus muñecas en una calle de tierra de un pueblo salteño. Un texto absolutamente bucólico. Decepcionado, regreso al cuerpo del mail a leer sus novedades y allí me encuentro con los sinsabores que cosechaba de la vida y que, para mí, no eran más que la cotidianeidad de cualquiera de nosotros en el transcurso de un día normal pero vivido y contado con una vehemencia y exageración narrativa que lo hacían un capítulo de una atractiva telenovela. Deberé resaltar que primaba la mirada femenina con exigida comprensión al hombre, todo ello circunscripto en un padecimiento al que me atrevería a calificar como de víctima de las circunstancias personales sumadas al peso de una asfixiante y machista sociedad. El reclamo fundamental, estaba basado en la insistencia sobre la igualdad de los sexos como realidad deseada y, obviamente, nunca conseguida. Me dí cuenta que, la verdadera narrativa de la escritora estaba alli, en ese texto, y no en el enviado como tal, así que, estimulado por la exuberancia escrita de sus angustias, me lancé a responderle: “Te invito a pensar que pretender igualdades de conducta entre diferentes sexos puede resultar una tarea infructuosa por lo incongruente. Pues ya lo decía mi abuela Perica Nevilsson Gonzalez Paticucci. la casada, siempre a destiempo, con los tres Ferguson: “Las comparancias sólo sirven para saber si un clavo es mas largo que otro o si el mono corre mas que el lagarto”; pero aplicadas a los sexos de la especie humana terminan en infortunios discriminatorios tomen la forma de ultraístas machismos o de feminismos de a bigote y que, como germen de posteriores locuras vaya uno a saber si la desintegración planetaria no se origina por la exaltación y colisión de esas ancestrales virulencias. Yo aconsejaría el “ni tin tin”, “ni el tan tan”. Así que correspondiendo a esa actitud equilibradora, te invito a una reconsideración del valor de estos géneros tan machucados como son el tuyo y el mío, y a la aceptación de las maneras e intereses propios de cada uno; posiblemente, muy diferentes entre sí pero que si no son friccionados por alevosas belicosidades -del orden de Kramer vs. Kramer-, bien pueden elevarnos,” in extremis” paradojal, al exquisito equilibrio de la reconciliación y sus consecuencias sin el cual, la especie se encontraría con la letal solución de su continuidad. Por que no me dirás que, por muy mal que nos predispongamos los unos con los otros, a la hora del afloje y el esparcimiento, consumamos la proposición con efectiva certeza y preñez ejemplar. No es de homofóbico eclesiástico ni de crítico ocluso lo que te digo sino de mero observador, pero fijate que desde que se escribió la historia pasando por George Sand hasta Florencia de la V (1) hemos tenido un sin fin de variantes y ensayos en cuanto a experimentar, ambos sexos, el revuelque físico con la igualdad de sí mismos. Pero que, si bien a sus cultores les ocasionan multiples goces, bueno es reconocerlos y admitirlos, a sus placeres como a ellos. Pero para el caso que nos aplicamos en la charla, por esa vía de la igualdad de sexos, tampoco se lograría solucionar “las dificultades de ser mujer” pues se sumarían dos reclamos al respecto, lo cual agravaría la situación potenciándola al doble, o al triple...digo, bah! Y de no mediar el logro científico de la androginia, cosa que no vislumbro en la inmediatez, el único inconveniente que le encuentro a cualquier tipo de igualdad sexual es verse imposibilitado del placer de vivenciar a la propia sanguineidad retozar en la forma de la filialidad y, llegado el momento de la edad madura (o mas dura, nunca sé bien como es en realidad), visualizar los alcances del desparrame procreativo en la forma de nietos que ensortijan, unas veces nuestras cabelleras con caricias y arrumacos y otras nos desmadejan las aterradas paciencias. Claro que como solución a la imposibilidad procreativa por parte del trolaje (2) estaría la ya planteada adopción legal, a la que adscribo y apoyo en este mismo acto. A no dudarlo. Pero tratándose de diferentes sexos, como son los nuestros y retomando el hilo del comienzo te diré que mas que quejarnos por las “dificultades de ser mujer” o “la irrefrenable hinchapelotez del hombre”, inflación tan proclive a padecerla los cultores varones, bien estaría tomarnos un reparador relax, planificar una tregua y saborear un flor de güisquisito en el medio. Claro que te acepto el convite a filosofar en torno a “las confesas dificultades de ser mujer”.¡Faltaba más! Pero evitaré la simetría de compensar con tema similar y preferiría, dado que tu confesión me resuena como el título de una telenovela de los años 70, preferiría, decía, invitarte a una exploración del tema por escrito y en tono expresionista. Esto no significaría, en absoluto, una baja en la calificación de la cuestión a tratar, por el contrario, es sabida mi valorización de ambos géneros: el femenino y el artístico. Tampoco sientas un bastardeo de nivel por el humor conque pudieramos abordarlo pues, de ninguna manera me tomo a la chacota ni al teleteatro ni a la tragicomedia, los que, acabo de descubrir, cohabitan indivisas parcelas del campo teatral. Pero imaginate el primer capítulo de la telenovela en estos términos: Primer plano de la bien dentada boca de Arnaldo André (3) quien, en su rol protagónico de terrateniente del obraje maderero “El choronto-ií”, intenta sobreponerse a los ayes, en tonos marcadamente idishe-guaraníticos, de una actriz que debería poseer la dramaturgia de una Cipe Lincovsky (4) y la expresividad chamamecera de Teresa Parodi (5). Para ello, habría que hacer un buen casting.... Entonces podemos hacer hablar a los personajes... de las dificultades de los sexos en busca de una mejor comprensión y acercamiento... y de la igualdad... y de paso seguir escribiendo que tanto nos gusta...a los dos... aprendiendo a sobrellevar las diferencias... vos del hombre.. yo de la mujer.. escribiríamos juntos una telenovela... y nos tomaríamos unos güisquisitos y... yo podría comprenderte y... apoyarte... y vos entenderías lo que me pasa a mi y....entonces te evitarías esas angustias.....y seríamos dos iguales.... frente a frente.....¿ Qué te parece?.....¿Te gusta? De ella recibí el último mail: -¡NO!- decía. __________________________________________ (1) Florencia de la V - Actriz travesti muy de moda en la actualidad. (2) Trolaje – del argot- grupo homosexual. (3) Arnaldo André - Galán carilindo de la telenovela de los ´70. (4) Cipe Licovsky - Primera actriz argentina especializada en obras judias. (5) Teresa Parodi – cantautora de chamamés, música folclórica del litoral argentino. ______________________________________________________________________ MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM

11 comentarios:

Cosmunicando dijo...

hehehe... un sonoro NO!

mui bueno tu texto, en las diferencias esta lo mejor =)

besos

Amando Carabias dijo...

No me dan los ojos, hermano. Intentaré mañana leer despacio lo que ahora he visto rápido... Me he hecho tan poca idea que mejor no meter la pata, por si lo lee una mujer...

Amando Carabias dijo...

Amanece en Segovia, Adrián. Hace un frío propio de enero, pero estamos en febrero. Y así van las cosas. De un tiempo a esta parte vengo pensando que nada llega a tiempo, que las cosas suceden como a deshora: la malas se anticipan y las buenas se retrasan.
Algo así deben pensar las mujeres, respecto de sus frustraciones históricas...
A lo mejor el error no es más que creer que nosotros vivimos mejor.
A lo mejor ese no mayúsculo en mayúsculas es la negativa que provoca el miedo a enfrentarse a una mirada ante un espejo que refleja, obviamente, la verdad.

Adrian Dorado dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Adrian Dorado dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Adrian Dorado dijo...

La supresión de los comentarios anteriores estaban referidos a una cuestión de autocrítica, se me piantan los dedos y si no releo queda escrito cualquier cosa, para nada respondió a la ingrata autocensura.¡Vade retro!


Amando: Lamento, ciertamente, amigo, la falta de sincronía de tus necesidades internas y los inamovibles tiempos exteriores, aunque las diacronías también tienen sus lados positivos. Alguna función que aún no sabemos descubrir han de poseer para presentársenos así, tan claramente como las narras.
Insisto con la teoría del relax. También ese laxo fluir podría aplicarse si existieran y para el sexo que fuera, las frustraciones históricas.
Ellas bien podrían leerse (apelando a una visión mas positiva) como la parte de incompletud que signa a la especie y que, gracias a su existencia, hacen surgir la necesidad el "otro"(interno como externo).
Si así no fuera no escribiríamos ni pintaríamos absolutamente nada.
Seguro que la presunción de que algún género vive mejor que otro es un error, una falacia, no me cabe duda, y en el cuento está bien claro que tanto uno como el otro están agujereados somo un colador. Hacen agua por doquier.
Amén de que cada uno tiene sus propias formas conductuales o sea: son diferentes.
Y creo que siempe, una negativa de relación conlleva de una manera u otra una falta de oportunidad de lo que el otro pudiera demostrarnos, como bien dijeras, una parte desconocida de nosotros mismos.
La inconexión narcicista así lo demuestra cuando se bloquea y desvaloriza la importancia del otro.


Cosmunicando, rotundo el ¡NO! si concido contigo para mí lo mejor siempre está en las diferencias, me atraen mucho más que los espejos reflectantes. ¡¡Son mas ricas!!

Gracias a ambos, por las visitas.

Abrazos y besos

beatriz dijo...

Ay el narcisismo...

Adrian Dorado dijo...

Hola Bea, bien retornada al club.
eso, bienvenida nuevamente.
Beso

Anónimo dijo...

yo!!! igual a un hombre!!! ni en broma....

Luci dijo...

Luché mucho contra los bloggers anónimos. Me resultaba un fiasco leerlos y después enterarme que los escritos no salían de sus plumas sino que eran un corta y pega de algun autor que yo desconocía (no conozco a nadie que pueda afirmar haberlo leído todo sin temor a equivocarse).

Leo tu relato y me río de tu amiga, porque yo hubiera respondido igual que ella: ¡No!

¿Quién te pedía consejos de vida?
¿No habían quedado en hacer crítica constructiva desde la literatura?

Por mi parte, poco puedo aportar, excepto que por tu bien y el de todos le eches una revisada al texto por las faltas. Mirá, no es grave que uno en los comentarios se mande un "exhuberante" error. A cualquier cazador se le escapa una liebre. Ningún "gérmen" podrá evitar que seamos siempre como hemos sido.


Un saludo desde Sarandí hasta Devoto.

Lu

Adrian Dorado dijo...

Gracias Lucía, siempre es bueno corregir las faltas, menos mal que no andan por aquí los inspectores de la RAE me hubieran excomulgado.
Debería escribir con el corrector del Word pero me hinchan mucho las viboritas temblequeantes en rojo y me distraen de lo que estoy escribiendo...que se le va a hacer, cuando los años pasan uno se pone medio ¿remilgoso?...¿cascarrabias?...¿histericón?...¡UFA! bueno eso.Y como no pretendo no cometer errores...que solución encontraré?

Gracias por pasar
Un saludo