LA PIEDRA Y SU SOMBRA
Verano del ´63 en Castro Urdiales, la casa con paredes de piedra hecha por mi bisabuelo, a la sazón Pedro, espesaban el metro y medio.
Para asomarse a la ventana había que, literalmente, acostarse boca a bajo, en el vano horadado a la piedra.
Para buscar el agua y como era entonces, a la fuente que brotaba, también de entre piedras a pocos metros, en la ladera de un monte que olía a imponente, el Cueto, obviamente un macizo de pura piedra, también.
Una mañana mi padre despierta con la propuesta de ir, a paso de caminante, hasta un caserío llamado Sámano, no muy lejano, donde unas grutas (estribaciones de las de Altamira).
Allí 30 años antes habían grabado, en una estancia interior, su nombre, la de sus padres y hasta la de su abuelo, el citado Pedro que, aún siendo cojo debido a una pata de palo (contaban que cortada por una zorra, ya saben, zona de minería), se animó a la travesía.
Y allí nos fuimos los cuatro, padre, madre, hermano y quien les narra; de zapatillas y cantando por unos senderos estupendos donde el sol nos llegaba através del filtro de las arbóreas hojas que, refrescando el aire, cantaban con nosotros: “Que bonito es Castroooo, mas son las castreñaaaasss, quién pudiera ir, quién pudiera ir a.... “bailar” con ellaaaas”.
Así llegamos a Sámano donde contratamos un par de muchachos, oriundos del lugar y por ende expertos guías que, munidos de algunos candiles de carburo, nos fueron guiando por el accidentado acceso al corazón de esa tremenda mole de piedra que se elevaba ante nosotros como la inquebrantable voluntad de supervivencia del hombre primitivo.
No bien ingresado y asemejándose a la nave principal de una catedral socabada por la eternidad en el magestuoso macizo nos recibió una penumbra vaga, indicándonos la conveniencia de desapegarnos de los condicionantes de tiempo y espacio. Allí y en ese momento entraríamos en otra dimensión.
Fué en cuatro patas que transitamos el muy bajo trecho que mediaba entre la nave anterior y una estancia plagada de estalagtitas y estalagmitas columnando un pequeño lago que, al iluminarlo por los candiles, no regaló su verdosa frescura y el sonido incesante de una miríada de gotas repiqueteando, en contrapunto, creando una música original.
“Así fué, es y será”, se respiraba en el húmedo ambiente. Lo atravesamos.
Luego otro lugar de plena oscuridad donde tuvimos que respaldarnos, casi a ciegas contra la pared derecha y quedamos estupefactos cuando, a modo de constatación del vacío lateral a la vereda que transitábamos, arrojaron unas piedras de cuyo impacto con el solado final no tuvimos noticias. Ningún ruido.
Así pasamos por sucesivas galerías donde siempre nos quedaba la frustración de no hallar la pared buscada. Aquella de las firmas familiares treinta años atrás.
A punto de regresar y sorpresivamente, mi padre, en estado alterado de conciencia y guiando nuestros pasos nos gritó emocionado:- ¡Es por aquí, es por aquí! –
Con la luz de los candiles se abrió, como cuando se corre el telón de una obra teatral y ante nuestros ojos, estupefactos, una habitación naranjosa con tintes rojizos, no muy grande pero fresca y extremadamente húmeda donde, en la pared frontal a la entrada, vibraban, como incandescentes, las firmas de nuestros ancestros.
Una gruesa capa del transparente cristal de roca las protegía. Defendía a la historia del paso del tiempo y las posibles depredaciones..
Grabamos, seguros pero temblequeantes por la emoción, nuestros nombres al lado de los otros.
Cuando se cumplieron 30 años de aquella fecha, ya en Buenos Aires y focalizado en los compromisos devenidos de mi “carrera” de pintor, quiero significar con esto, absolutamente ausente del recuerdo de la experiencia narrada, una mañana siento unas tremendas ganas de pintar un mural, le soy fiel y armo una estructura de 3 metros por 3. Y me lanzo, como quien al mar, a texturar, manchar, imprimir, colorear, gestualizar y finalmente a pintar una suma de signos ( muy primitivos ellos) a los que reconozco, inmediatamente realizados, como el conjunto de firmas que, mi inconsciente había guardado y me devolvía ya, no sólo como el hecho particular los nombres de mi familia, sino como la certeza de haber encarnado a aquel primitivo que (chamán y artista) plantó, con su gesto, el principio lumínico del hombre sobre la sombra de una piedra: su maravillosa y salvadora capacidad de simbolizar.
Mientras pintaba sentí que, atravesando todo mi cuerpo, pasaba la luz de la creación.
Aún me debo un viaje a esa grutas a visitar aquellas firmas y si me atrevo, volverme a estampar.
WWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW
________________________________________________
12 comentarios:
Pararse y recordar, hacerse un reconocimiento del alma en el pasado y comprobar que las raíces ahondan mucho en la tierra...
Pero, justamente, ese pasado que vuela hacia nosotros como una mariposa de colores, o de color sepia, es la mejor catapulta para el futuro...
Sé que no te gusta mirar en exceso al pasado, a tu pasado, así reza tu perfil, sé que tu mirada es como la del marinero que busca tierra hacia el horizonte, pero de vez en cuando nos encanta seguir esos recuerdos tuyos, porque son muy vivos, muy hermosos y nos hacen aún temblar.
Abrazos
Un excelente articulo.
Siento no publicarlo al estar ya impreso.
Saludos cordiales.
Amando, querido amigo,he leido mi perfil nuevamente pero esta vez con "devoción de plegaria" y en ningún lugar he visto que "rezara" que no me gusta mirar al pasado, en exceso puede ser puesto que todos los excesos son malos (bah! dicen)pero tengo por el pasado una valorización grande pues de allí la memoria nos trae sus imágenes y sin ellas, por lo menos yo, no podría ser artista. Por otro lado, ya a mis años,se mira inexorablemente hacia el pasado, se lo resignifica y se vuelve al mas concreto aquí y ahora; aprendí que satisfecho es mejor, no por un ejercicio pernicioso de autoindulgencia irresponsable sino por el eqilibrio de una armonización que facilita la paz interior. El pasado es la inagotable fuente inspiradora y tan así lo siento que hay momentos que dudo si no será cierta esa teoría de las vidas pasadas, estoy tan lleno de imágenes sensaciones, colores, olores, tactos, texturas que a veces siento que me expando más que la gota que separa nuestras tierras.
Alena Collar,
Te agradezco la calificación de ese texto. Si, he tomado como norma no otorgar exclusividad a menos que medie un contrato pago. Yo también lo siento.
Gracias igual por la visita al bolg.
Cordialmente
Pues tienes toda la razón, Adrián. ¿De dónde me he sacado yo semejante cosa? Puede que sea la lectura que ha hecho mi subconsciente de lo que voy conociendo de tu obra, algo necesaramiente fragmentario y escaso aún. Ese modo de tratar los espacios, las formas, los colores, las palabras...
En fin, ese desliz, sin embargo, viene a indicar que en el fondo tenía razón: ese pasado que vuela hacia nosotros (...)es la mejor catapulta para el futuro...
Adrian:
Una lástima que aún nos importe tanto el dinero.
Seguro que en el fondo compartes este criterio conmigo. El mercantilismo suele primar hoy en día.
A mí me importa mucho más el arte y la literatura de tanto autor poco conocido que precisamente porque no tiene padrino no accede a poder ser conocido.
Pero claro que sí, mi amiga Alena, el mundo está comercializado a más no poder. Suerte que yo no tengo necesidad de vender mi escritos, ese detalle está referido a las exclusividades, si fuera por romocionarse las operas primas deberían regalarse a las editoriales...no, no.
Me han pedido sin condiciones, claro está, la participación en una revista anclada en Barcelona y dirigida por una extraordinaria poeta, Marian Raméntol,seguro que conoces, y a quien francamente admiro, todos jóvenes ellos, quienes, además, me ha solicitado poner un curiculum, una foto mía y un mínimo de 5 fotos, además del texto, de mi obra plástica. Obviamente no he pedido un peso..(disculpa un "euro"). Es que no necesito dinero extra.
Respecto de la promoción te digo que ya he hecho ese camino con las artes plásticas y no lo repetiré con la letras, aquí soy Premio de Honor de la Nación y también del Gobierno de la Ciudad de Bs.As. Ya, quieto con esas cosas. No necesito cucardas ni que se me conozca...no me mueve eso,escribo porque estoy vivo y si a alguien le interesa lo mio pues lo tiene. Fijate en el encabezado de este blog: autorizo, con la sola petición de consignar la fuente, que tomen lo que quieran. Ahora si alguien antepone esclusividades está en otra sintonía para lo cuál también tengo mis condiciones.
Ves que, al final, coincidimos en todo, yo me adecúo a los mensajes?
Adrian, leí casi con pudor que seguis mi blog, es asi?
de esta manera descubri el tuyo entre en otro mundo (cada persona es un mundo) me gustó y seguiré pasando. un abrazo.
hoje explorei todinho o teu blogue. que antes havia visto somente esta prima página. eu adoro me surpreender. perceber que posso achar ainda mais beleza, poesia, cor, numa obra já contemplada. eu respito literarte... estamos no mesmo barco então :)
hoje explorei todinho o teu blogue. que antes havia visto somente esta prima página. eu adoro me surpreender. perceber que posso achar ainda mais beleza, poesia, cor, numa obra já contemplada. eu respito literarte... estamos no mesmo barco então :)
Edgardo, amo el jazz, como no seguir a otro "loco"...y sí cada vida es un cosmos más que un mundo.
Abrazos y gracias por la visita, yo paso por ahí, si si...un placer.
Nina, gracias por haberte internado en las espesuras de mi creación...y sí estamos en el mismo barco. Os dois sabemos que "navegar e preciso, viver, nao e preciso"....
Bjs
PD: A gente vai pra lá agora mesmo.Teim una caipirinha?
Adrian, muito bonito o seu relato. Emocionante esse encontro das marcas deixadas por seus ancestrais, poder colocar ali também as suas.
Acho fantástico o interior das cavernas. Nelas me desligo, parece que estou em outro mundo, me trazem um certo alheamento, uma sensação de paz.
Um grande abraço.
Gracias Sonia, también tienen una sensación de paz tus fotos.
Abrazo también
Publicar un comentario