miércoles, 31 de diciembre de 2008
PARA MIRAR HACIA ARRIBA
martes, 30 de diciembre de 2008
" TU ELIGES, SIEMPRE, ELIGES"
NO A LA MATANZA DE INOCENTES
lunes, 29 de diciembre de 2008
domingo, 28 de diciembre de 2008
28 DE DICIEMBRE- DIA DE LOS INOCENTES-
sábado, 27 de diciembre de 2008
-ANTECEDENTES- MUSEO-FUNDACIÓN-
viernes, 26 de diciembre de 2008
HOGAR SWEET HOME
jueves, 25 de diciembre de 2008
ESCULTURAS
martes, 23 de diciembre de 2008
PINTURAS
"EL JUBILEO UNIVERSAL"
Técnicas mixtas - 60 x 40 cm. - año 2000
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Para ver el album de pinturas dirigirse a
http://picasaweb.google.com/dorado.adrian/PINTURAS02#slideshow/5283130376372577762
una vez en los albumes de Picasaweb, recomendamos elegir el modo
Presentación de diapositivas
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lunes, 22 de diciembre de 2008
FLECHA SALADA
Para ver este libro de artista con textos y grabados estampados por su autor remitirse a
http://picasaweb.google.com/dorado.adrian/FLECHASALADAAnandTameer#5282531892849095682
una vez en los albumes de Picasaweb, recomendamos elegir el modo: presentación de diapositivas.
Que lo disfruten
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domingo, 21 de diciembre de 2008
Roland Barthes
Para ampliar cliquee sobre la imagen
sábado, 20 de diciembre de 2008
viernes, 19 de diciembre de 2008
SOLILOQUIO CON UNA OREJA CASUAL
jueves, 18 de diciembre de 2008
"STRESS"
EN DEFENSA DEL TEATRO COLÓN
miércoles, 17 de diciembre de 2008
POESIA VISUAL
AMANDO, no sé porqué dices
Tenés razón en muchas cosas, querido amigo. La contundente percepción de la aceleración del tiempo, supongo que debe ser la consecuencia de la expansión del cosmos sumado a la ansiedad humana - que también va en aumento - y la invasión ineludible de la tecnología, nos dejan inmersos en una zona irredenta de la que, me parece, se hace muy arduo emigrar. Asumamoslá entonces. Somos, querámoslo o no, sus esclavos y, a la vez -¿Qué remedio nos queda? - sus adeptos. Así es como, enredado entre los electrodos de los cardiogramas, isótopos radiactivos, máquinas de medicina nuclear donde me maniataron y que me recordaron las del túnel del tiempo de alguna ficción televisiva, cintas móviles donde he tenido que trotar, no te olvides que aquí están haciendo 36º a la sombra y a las 15 hs., momento justo en que los inquisidores disfrazados de galenos hicieron de mí, objeto de sus sadismos. Así es como, decía, de entre los divagues que emergieron para ir paliando la angustia de toda rata de laboratorio, lo mas sensato que se me ourrió fue el deseo de salirme de ese artefacto para regresar a casa y enchufarme a este otro artefacto que aquí llamamos computadora, para responder como hago ahora, tus afectuosas notas. Es que, nos "aggiornamos" subrogando, entre una pléyade de lucecitas y botones, individualidad por anonimato. Por eso nos emociona la capacidad del ser humano que, incólumne, intenta sobreponerse a esa nefasta circunstancia buscando, con el instrumento de lo mejor que lo habita que es el amor, otra alma receptiva que le diga: - Bienvenido, aquí estoy, intuyo que vibramos en la misma sintonía.- Y así fue, como náufragos sobreviviendo en el océano cibernético, que tiramos nuestras botellas al mar con la misma esperanza de todo solitario: encontrar un lector de sus textos, un oído escucha, un espectador y también, como devolución, un labriego de nuestra tierra fértil. ¿Porqué no? Este encuentro, sensible y fraternal a la vez, es el triunfo de un par de esperanzados que se resisten a la desaparición obligada por la cosificación, la masificación, la enajenación mediática y el sometimiento que los macropoderes tienen destinado para la mayoría de nosotros: ser una nada en la nada. En eso coincido con tu amigo el poeta machego pero, en paradojal complemento, disiento al haber experimentado esta encantadora excepción. Por eso tu, mi, nuestro, de todos, acueducto, se me presenta como un símbolo de esta red que llamamos la web uniendo dos elevaciones que bien pudiéramos ser tu y yo dejando fuir al agua encantada, es decir las mejores palabras - acueducto también - creadas por los labios que, para ser dichas, ellas mismas juntan. Acaso una bellísima escultura, la emoción del canto del hombre festejando la existencia. Sabemos que no es poco, por eso alzo mi copa y agradezco estas sincronías que certifican la original buena leche de muchos de los seres que habitamos este planeta. Esa es mi patria y, la verdad, me resulta bastante difícil identificarme con otra. Los límites geograficos, gracias a estas cuestiones, quedan absolutamente perimidos. Los verdaderos límites son los que elegimos para ubicarnos en la vida: si en la vereda de la armonía y de la ética o en la de enfrente de la misma.
Con un abrazo
Tu editor del sur
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Epístola en respuesta a
"Adrián Dorado" y "En otra parte del mundo y en la misma red"
Pavesas y Cenizas - BLOGG de AMANDO CARABIAS
http://www.amandocarabias.blogspot.com/
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lunes, 15 de diciembre de 2008
AMANDO CARABIAS
LIBRO DE QUEJAS Y RECLAMOS
CON EL CULO EN EL ESPEJO
Apagué el televisor con la imagen de las caras curtidas por la angustia de los piqueteros que reclamaban los "planes trabajar" consistentes en un empleo temporario de 150 pesos que, según ellos, servían para paliar el hambre de sus familias en esta Navidad del siglo 21.
Me bañé intentando lavar la culpa que genera la imposibilidad de transformar esta cruel realidad en la que se mueren de hambre 55 chicos por día, y rogué que la frustración no empañara mi asistencia a la fiesta de unos viejos conocidos que inauguraban su casa cumpliendo, además, 27 años de casados.
El lugar francamente hermoso, aunque no tanto como aquella mansión colonial que les conociera en San Isidro, cuando el lujo de su burguesía era más expansivo que esta situación a la que se han ido acomodando por la declinación que ocasionó la quiebra de la industria familiar.
Lo que supone haber suprimido los caldosos quilombos de tres familias viviendo del mismo aguantadero y lograr cierta tranquilidad interior; que, si bien no la pude constatar, les deseo que la hayan conseguido.
Pero lo que no pudieron suprimir, es la exhibición de la opulencia que demostraban los 27 cisnes de globos flotando en la pileta, los 15 reflectores de colores consumiendo 38.000 Kwatts por hora, los 4 parrilleros, 2 barmans, 3 disc jockeys y las 7 criadas bolivianas recorriendo el parque y levantando los restos de alimentos desperdigados por doquier y con ruinosa displicencia, por los hastiados comensales.
A mí, el destino, mi pícaro inconsciente, o la alta temperatura reinante (me es difícil saberlo), me colocaron en la inmejorable condición de desubicado cuando, al no haber registrado bien la hora de llegada, lo hice con anterioridad a lo indicado por los anfitriones.
Situación extremadamente bochornosa pues a quién, que no sea un verdadero descolgado o un invidente de la realidad, se le ocurre generar semejante incomodidad.
La sensación de anacrónica presencia la superé con la cálida recepción que hicieron del libro que llevé de regalo, cuando lo ubicaron en el atril de las partituras del piano de cola.
Siempre pensé que había escrito un libro de poesías e imágenes para leer o, en tal caso, mirar.
Pero lo cierto es que, el hecho de ignorar el talento de la familia para interpretarlo musicalmente, dejó al descubierto mi inconfesable colección de prejuicios, sumiéndome nuevamente en la angustia, pues, desvalorizar la sensibilidad ajena es, cuando menos, alarmante. ... ¡ La creación es tan generosa ! ... ¡ El ser humano tan impredecible!..
Aunque lo que más me costó digerir, fue la visualización del jardín tapizado con multitudinarias fuentes que ofrecían, como flores, numerosas tortas rodeadas de almendras, maníes, castañas, nueces, avellanas y confituras de todo tipo.
Su sola presencia me alertó de la suba de glucosa a niveles insospechados, así que para evitar la diabetes, me corrí hacia otro rincón donde observé como las humeantes mollejas, chorizos, morcillas y músculos de diferente laya, compensaban la saturación de cremas y chocolates que chorreaban mi imaginario como un empalagoso telón de fondo.
Hipnotizado por la chisporroteante fritura de colesterol en la parrilla y envuelto en una nube de humo gris, escuché la voz del barman que me ofrecía un "Margarita".
-¿ Solo a un boludo se le ocurre que puedo mezclar semejante cocktail dulce con las ofertas carnívoras que estoy visualizando?- pensé.
Pero emití un acartonado gesto de aristócrata que me dejó mejor parado que el de asco que empujaba por salir.
Mientras reprimía el exabrupto, los invitados se distribuían por el jardín, con la misma cara de nada con que se sale del cine después de soportar una monótona e interminable película.
Perdido en la incomprensión del aburrimiento ajeno, planté el culo en la silla más próxima, contabilizando los litros de perfume que debieron utilizar para intoxicar mi tolerante olfato y sumé las cantidades de tintura de rubia, de negro rimmel, y de lápiz labial imprescindibles para sostener la pringosa mascarada. Y al intentar levantarme, me enredé con los collares, anillos, pendientes y relojes de oro que enmadejaban mi agonía y eran expuestos, con manifiesto orgullo, por la presente humanidad tan adicta a los brillos.
Para no sucumbir, decidí cambiar de ruta sin caer en el espanto.
Enderecé la postura y, constatando en el reflejo de una ventana que mi figura lucía tan almidonada como la situación, me dirigí hacia el grupo con el que hablaba el dueño de casa.
-...Si me conectás con el gerente, le puedo ofrecer los servicios de mi empresa y toda la información sobre marketing que necesite el grupo con el que trabajás, además de decirte que... ¡Estás muy bonita !-
Por supuesto la mina era un bagayo con dos dientes torcidos para afuera y, accidentalmente, maquillados con el "ultratornasol rouge" de moda.
Después de escuchar esa magistral sutileza que logró derretirme un par de neuronas y machucado desde el ombligo a la tiroides por los decibeles monocordes de la cumbia bailantera, decidí buscar una palabra que acariciara al corazón, pues, del tembleque espasmódico, resultó imposible saber si era producto de la alergia a los exóticos concurrentes, o el temor al paroxismo del siguiente extravío.
Para sanearlo me acerqué con disimulo a una mesa donde, de pié, tres cuarentonas bien formadas charlaban con apasionados gestos que delataban una comprometida participación del cuerpo en la experiencia.
Atraído por la propuesta, paré la oreja con la esperanza de que el tema narrado, erectara algo más que el enroscado apéndice auditivo.
El solo gesto de una de ellas acariciándose una teta me indicó que iba en camino.
La sangre, arremolinada y de un solo borbotón, me golpeó los genitales mientras las doscientas pulsaciones por minuto, señalaban el acceso a una confesión íntima que, desbordada por el erotismo y la sensualidad, sólo una mujer experimentada es capaz de relatar...
-¡ La puta...!
Me dije en el preciso momento en que, esa voz de locutora nocturna, pronunció con extrema claridad:
-"siliconas"-
El resto de la quirúrgica conversación se me fue apagando mientras crecía en mí un sentimiento llovido ... muy parecido a la desazón ... o a la depresión... o a ese absoluto desconcierto que en realidad, aunque quise, nunca pude disipar.
¡Que importa!
¡No! ¡Que importa no!
¡Me acaban de robar una fantasía!
¡Me mataron la ilusión!
¡Me importa tres carajos que las ilusiones no sirvan para nada y que es mejor destruirlas por impotentes!
¿Impotentes?
... tu abuela,...
... esta gente...
.....y al final...
... ¡ yo también!
¡Pelotudo!
Completamente desahuciado y para no seguir hablando solo, me acerqué a saludar a la anfitriona pues, consciente de la fóbica desconección, decidí que era tiempo de retirarme para airear mi maltratado psiquismo.
Pero todo paquete reclama el moño de una reluciente frutilla.
Y ésta, me la regaló la "dueña de mierda o gorda de casa" cuando con celestina alegría, comentó :
-¡Ay, pobrecito, Adrián, que está solo!...
Pero no te preocupes que en un ratito viene alguien que conocés:
¡Mónica!
Los ojos se me entrecruzaron, la boca se secó y la lengua empezó a girar sobre sí misma como un tirabuzón incontrolable.
Porque si algo faltaba para el rebrote esquizofrénico, era la presencia de esa histérica que, como retribución a los maravillosos momentos de amor que disfrutáramos, me torturaba con cuanta extorsión, celos y reclamos se encaprichara durante los meses que duró la relación.
Pensé en los libros que se había quedado, en los discos, en la lámpara de porcelana, en las agrietadas caras de los piqueteros, en el rouge, en el hambre de los chicos muertos y en el puto humo de los chinchulines indigestándome la existencia.
- ¡ Que se los meta en el culo que, todavía, no lo tiene decorado ! -
Le grité a la obesa, que en la cara de galleta dejó colgada una sonrisa de hule, mientras los ojos se le perdían en las neuronas que, infructuosamente, trataban de imaginar a que carajo me estaba refiriendo.
Con una profunda aspiración de boca abierta, atravesé la espesura de la gente y al pasar por el living en dirección a la calle pude ver que, la pintura que hacía años me habían comprado, estaban coronadas con unas plásticas hojas de muérdago y dos moradísimas pelotas de Navidad.
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EN SAAVEDRA, EL MUSEO DICE
LA PENINSULA IBÉRICA COLABORA
UN "TROMPEZON" CUALQUIERA DA EN LA VIDA
Para ampliar cliquee sobre la imagen
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domingo, 14 de diciembre de 2008
EL OTRO
¡¡ARREGLÁ LA CÁMARA, ACKERMAN!!
FOTO TOMADA ESTE INVIERNO MIENTRAS MEDITABA EN LA PLAZA
AMIGAS
sábado, 13 de diciembre de 2008
LOS HOMBRES DE LA PLANICIE
¡¡UF QUE ALIVIO!!
RETRATO DE UN AGOSTO CUALQUIERA.
viernes, 12 de diciembre de 2008
HAY QUE TRAGARSE ESTOS SAPOS
HOMENAJE A LA MUJER y PADRE E HIJO
jueves, 11 de diciembre de 2008
OBJETO ESPECIALMENTE DISEÑADO PARA VOLAR AL CIELO
MONUMENTO AL PESCADOR
Texto escrito para el Blog "Mira que te lo tengo dicho" del escritor español Juan Cruz Ruiz*
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Hoy se cumplen 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
martes, 9 de diciembre de 2008
SURCANDO EL CIELO DE LA SOLIDARIDAD
a Luis Buñuel
in memoriam El corte que le produjo el piolín en el dedo índice lo devolvió al cuerpo, a la plaza y a la succión del barrilete que lo invitaba a seguir planeando. -¡Siempre, vos, en el medio de varios mundos, carajo!- Se dijo, mientras recordaba que la secuela de una infantil meningitis de la que se salvó de pedo, fue la única explicación que le dieran, los médicos, de su visión doble de la realidad. Insatisfecho con ese simple dato y para arrimarle más al bochín de las certezas le sumó un par de ácidos que se tomara, cuando la profecía de paz y amor hippie de sus años verdes inundara su vida. Vio, también, los desdoblamientos de los viajes astrales en su época de esoterismo y el hilo de plata que, desde el ombligo, lo fijaba al cuerpo mientras su espíritu recorría el universo. De esa hermética experiencia debe haber nacido la idea de la transmutación de Dios abandonando la tradicional forma paternal para desparramarse en cada porción de la existencia. Que el lugar que eligió para vivir en los hombres era en el centro de sus corazones y que, precisamente, por el potencial nivel de conciencia con que los había dotado, les correspondía a ellos, la creativa tarea de su concepción, y con ese encuentro, la propia elevación. De su inmanencia en la naturaleza y de la imperiosa necesidad de decencia entre los humanos nunca le cupieron dudas. Pensó que la inspiración de la sacralidad de la vida le debía haber surgido, estimulada por el incansable cometa que insistía pidiéndole soga para conquistar mayor espacio. Aún con riesgo de aumentar la herida accedió al pedido mientras el hilo se teñía con sangre a medida que pasaba por su dedo en dirección al cielo. Sintió que su visión ya no era sólo la duplicada superposición de imágenes que lo invadía sino, también, la anticipación de hechos futuros que flasheaban su imaginario. -¡ Ché, flaco, la foto!- Le gritó otro de los artistas convocados para pintar las voladoras imágenes. Requerido por la situación decidió acurrucar la cara con el resto de los pintores a los que, sorpresivamente y a medida que se amuchaban, les crecían unas televisivas sonrisas. Motivada por el viento, la lona del cartel que coronaba el escenario le sopapeó incansables veces la cabeza, repitiéndole su inscripción con cada golpe. SALVEMOS A LOS NIÑOS REFUGIADOS SALVEMOS A LOS NIÑOS REFUGIADOS SALVEMOS A LOS NIÑOS REFUGIADOS SALVEMOS A LOS NIÑOS REFUGIADOS Después de la foto y con la altruista cantinela rondándole la sesera se vió recorriendo los stands de la feria de arte contigua a la plaza. -¡Ahá!- Se dijo cuando descubrió que en el espacio auspiciado por la institución internacional patrocinante estaban expuestas, únicamente, sendas obras de los cuatro artistas más allegados al director de esa organización. Sintió que el resto de los 40 pintores se habían convertido en el grupo soporte de los cuatro oportunistas y pensó: - ¿Este aprovechamiento de privilegios no será la semilla del mismo espíritu egoísta con el que, los dueños del poder, terminan generando refugiados en todas partes del mundo? - Otra pregunta, igual que el hilo, insistía en estrangularle las deterioradas meninges y el dedo ensangrentado. - ¿Siempre nos terminan usando de forros? - Pregunta que quedó rebotando en el imaginario del pobre tipo que apenas podía entender la rápida sucesión de voces internas que, ahora, lo increpaban. -Cuando un cuerpo se desplaza, exageradamente, en una dirección determinada, genera un vacío capaz de contener otra masa similar que, viajando en sentido contrario, restablece el equilibrio original- escuchó. Quedó un largo rato meditando en silencio y se respondió: -¡A la mierda, me acaban de explicar la función de la contradicción humana! -¡ Mirá vos! ...Cuando alguna creencia se cristaliza transformándose en dogma...¡Zás! Como arte de magia aparece la blandura opuesta que la equilibra! Se prometió profundizar la idea estudiando dialéctica. No porque estuviera demasiado interesado en ella sino, fundamentalmente, para distraerse de la penosa crítica a los amigos que habían generado la sensación de marioneta. Pero aún, obnubilado por la conciliación de los opuestos, escuchó otra voz que le preguntaba -¿Cuál será, entonces, la diferencia entre la contradicción y la hipocresía?- Perplejo por el desencadenamiento de imágenes intentó volver al pasto, a la tarde y al placer que le producía planear en la brisa, pero no hubo caso. - La honestidad de la contradicción es incuestionable porque se expone, y al final, su presencia humaniza... pero de la hipocresía que se puede decir ... ¿Será el famoso doble discurso que con taimada gambeta maquilla conscientemente un contenido para actuar, disfrazadamente, con el sentido inverso? ...De ser así..su uso nos rebajaría, nos humillaría... - Consintió, pero el temor a juzgar a los colegas se hizo bronca por el apriete de las preguntas y replicó.
- ¡ Pará mamerto! ¿No te alcanza con la meninge podrida, la sangre, el vuelo y la polución de imágenes que encima tenés que buscar oportunismos? - ¿Qué pasa, estás paranoico y con ganas de pelearte? Decidió confiar en su cordura y acusando un par de golpes en la sensibilidad se dejó llevar por los naranjas del barrilete contrapunteando el cielo azul que le estimulaban las ganas de vivir de fiesta. Intentó celebrar dándole piola al cometa pero el corte del hilo agravó la herida. Las gotas de sangre dibujaban en el pasto un rarísimo entramado. El dolor de la mano se había inmiscuido en el alma. Sentía frío. Ahora, su visión anticipada lo ubicó cuando llegaba al agasajo nocturno en las modernas oficinas donde lo recibían unas rubias vestidas de azafatas demostrando que era de lujo la partida. En un magnificente plano de fondo y dos o tres metros pasada la segunda puerta, brillaba el director que, con rango de embajador, cumplía en recibirlo con la diplomática sonrisa. -¡Upa, viejo!-... Al "dolape" no le cortás la sabiola por menos de veinte lucas verdes de sueldo ...más los curros de representación... ¿No junaste el jetra de seda, el reloj de oro?.. ... y las ocho minas...¿que ganan?... ¿tres, cuatro, cinco?...y...¡mirá los tapizados de los sillones... y el nivel del mobiliario!...y la guita que gastaron en los barriletes, el stand, los impresos, el mailing, toda la propaganda... A cuántos pibes le dan de morfar con esa guita, flaco? -¡Callate boludo, no me cagués la fiesta! ¡Si seguís así, sos capaz de tasar hasta el champán y los bocaditos! Mientras luchaba con la sucesión de voces internas, del primer mozo aceptó la cava espumante que le refrescó la amargura y del segundo quedó provisto de un canapé de caviar. Se acercó al grupo de colegas donde Fulanito de Garompizabal explicaba su solidaridad con la causa de los refugiados de guerra, con las etnias segregadas y con los muertos de hambre del tercer mundo. Continuó ponderando la labor de esa organización internacional con el tono de voz propio de una homilía eclesiástica. -¡Que noble sentimiento regala la poética dicción!- Pensó. E inmediatamente recordó la imagen destacada del disertante en el grupo fotografiado sobre las ruinas de la AMIA cuando la donación de obras para su reconstrucción. - Pero...¡Que hijo de puta!- Aguantó en la boca mientras lo recordaba, en otra oportunidad, contándole de su participación en Tacuara y del gesto altivo con el brazo extendido cuando festejó, precisamente, el cumpleaños de Hitler en coincidencia con ese día. Claro que habían pasado unos años de aquella pimera reunión y... -¡La gente tiene derecho a cambiar! -¿Porqué no? Igual, ya no le dolía el alma sino el espíritu, la mano ensangrentada y hasta el estómago, que de un sacudón le anunciaba la aparición de una desubicada arcada. Para acomodar la revuelta gástrica intentó comer de un bocado el canapé, pero le fue imposible. Vio en las oscuridades del caviar las desteñidas motas de los negritos africanos que en el afiche colgado enfrente, lo miraban con los ojos tan dilatados como la panza y la llegada de algo más que un miserable puñado de comida. Para no quedarse con la angustia él solo, buscó compartir con alguien el choque entre la realidad del lujoso agasajo y la presencia de los mendicantes afiches. Codeando al fascista señaló las paredes mientras le decía: -¡Ché, parece que te están por pedir algo! ¿Viste?- Sin dudar ni un instante, el facho le respondió con el gesto de los que tienen todo, absolutamente, bien claro de antemano. -¡No, boludo, por ese camino, aquí, no se llega a ningún lado!- Y el boludo sintió que el piolín le retorcía el dedo y el barrilete se le venía en picada. Le dio aire con la piola para un respiro y después tiró fuertemente en seco. Lo único que logró fue que la herida se pronunciara y que ahora, descontrolada, cubriera todo con un intenso borravino. Absorto con la hemorragia descubrió a su lado, en el pasto, a un montón de hormigas que giraban enloquecidas. Alcanzó ver a unas que, vaya a saber cuál era el motivo, las otras descuartizaban y se las comían. También distinguió que llevaban las hojas de una planta como estandartes. Pero no pudo leer lo que decían porque, lamentablemente, la visión doble lo único que no pudo, nunca, fue corregir su crónica miopía.






























